Si estáis al tanto del mundo literario y las redes sociales, seguramente ya sabréis la historia: un escritor, David Magrañal, organizó una presentación de su último libro, El asesino de viejos en Jerez, a la que no asistió nadie. Ante esta situación, podía haber tomado varias decisiones. Lo que hizo fue contarlo en redes sociales, sin acritud pero tampoco sin ocultar la verdad. Su publicación llegó a autores reconocidos como Javier Castillo, que le dio su apoyo, al igual que montones de usuarios. Su libro se ha vendido bien y, días después, los compañeros de profesión todavía comentamos esta historia con final feliz.

Ser escritor hoy en día, con uno o más libros publicados, implica tener que realizar múltiples tareas con el fin de conseguir que tu obra tenga visibilidad y, en fin último, acabe leyéndose. Los que me conocéis sabéis que no paro de darle vueltas a las neuronas con tal de encontrar nuevas tácticas. Sin entrar en detalles, en los últimos meses he intentado varias acciones que me han dejado un sabor agridulce. Soy de las que cree que de lo malo se aprende; también que puede llegar a ser positivo hablar de los intentos fallidos, por lo que probablemente os acabe hablando de estos pequeños proyectos que no salieron como yo esperaba en otra entrada.

Hay quien espera publicar con una editorial tradicional con distribución en librerías para no tener que preocuparse en ningún momento de vender sus libros. Sin embargo, hoy en día las cosas no son tan fáciles, e incluso muchos de los autores con libros en grandes editoriales tienen que buscar la manera de que sus obras lleguen al gran público.

Un verano más, TVE emite Verano Azul. Hacía muchos años que yo, sin embargo, no repasaba la serie. Esta vez la hora me venía bien (la de la siesta). No he visualizado capítulos completos, pero sí lo suficiente como para divertirme y darme cuenta de que esta es una producción atemporal por la manera tan magnífica con la que trata temas relacionados con los jóvenes: la menstruación, el primer amor, la violencia, la necesidad de tener nuevas experiencias, las diferencias entre padres e hijos… Chanquete y Julia son dos sabios que saben absolutamente de todo, pero sin parecer pedantes por ello. Al final todo se acaba resolviendo bien, y todos contentos.

Creo que cuando tienes varias obras escritas y publicadas es inevitable que una se convierta en la Cenicienta del grupo, por las circunstancias que sean. Este es el caso de mi novela corta Corazones en barbecho, una historia a la que le tengo un gran cariño pero de la que hablo poco simplemente porque no suelo tener ejemplares para dedicar y firmar. Es un libro al que no llevo a las ferias y apenas promociono. Por eso creo que hoy he de dedicarle el cariño que se merece y hablaros de él.